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Un estudio sobre PML
o
El sector se reúne para estudiar su propio riesgo

Informe de Avance

Michel Dacorogna
(Converium, Suiza)
en nombre del Equipo de Trabajo PML
Comité de Crédito, Asociación Panamericana de Fianzas

¿Qué es la pérdida máxima probable (Probable Maximum Loss - PML, según sus siglas en inglés) dentro del ámbito del seguro de crédito? En julio de 2002, se reunieron varios reaseguradores de crédito y de fianzas para compartir, por primera vez, sus experiencias en materia de evaluación de la PML. Para evaluar el capital que se necesita para cubrir el riesgo de una operación que comporta riesgo de crédito, se requieren dos datos: la probabilidad de incumplimiento y el monto del siniestro en caso de producirse el incumplimiento. La PML es el eslabón perdido que sirve para calcular la distribución de siniestros de una cartera de seguro de riesgo de crédito y, como tal, desempeña un papel fundamental en la determinación de la rentabilidad de la misma.

El grupo, que se reunió bajo los auspicios del Comité de Crédito de la APF, también abordó la necesidad de sistematizar la recolección de datos. La reunión surgió porque el seguro de crédito es un producto poco conocido para el público en general, y a veces no muy bien comprendido. Esta situación se debe, en parte, al hecho de que suele confundirse el seguro de crédito con el crédito puro (préstamos). Además, el sector asegurador no ha elaborado definiciones tipo ni ha desarrollado un abordaje común para evaluar los riesgos de crédito.

La diferencia entre una póliza de seguro de crédito y un préstamo puro reside en que el primero garantiza al vendedor que recibirá el dinero que se le adeuda si el comprador incumple sus obligaciones y no paga. Se diferencia del crédito puro en que no suministra una suma determinada de dinero, si bien la garantía se limita a una suma máxima convenida (el límite concedido). Así, el asegurador que mantenga un vínculo estrecho con el mercado estará en condiciones de detectar la existencia de problemas con ciertos compradores antes que otros observadores. Por otra parte, el seguro de crédito normalmente cubre el crédito comercial a corto plazo, lo que facilita su manejo ya que permite reacciones más rápidas por parte del vendedor y el asegurador. Es por este motivo que centramos nuestro estudio en el seguro de crédito a corto plazo y dejamos el seguro de crédito a mediano plazo (garantías y fianzas) para una etapa posterior.

En algunas oportunidades, el asegurador puede reducir en forma dinámica el límite concedido en función de la frecuencia de las reclamaciones. El asegurador logra así manejar su exposición a los créditos incobrables. Hemos visto muchos casos en los que, llegado el momento del incumplimiento, el asegurador había logrado reducir el límite concedido a una suma pequeña o, incluso, llevarlo a cero, pese a haber tenido una exposición importante en relación con el mismo riesgo apenas unos meses antes.

A fin de reflejar la posición singular del asegurador de crédito, el Comité propuso utilizar una nueva definición de la PML. La misma consiste en emplear los límites concedidos un año antes de registrarse el incumplimiento (por estimarse que se trata de un momento suficientemente alejado de la situación de crisis) y los utilizados en el momento del siniestro final. En tal sentido, se definieron dos cantidades que reflejan lo siguiente:

  1. La gestión del riesgo antes del incumplimiento. Alfa = límite utilizado en el momento del incumplimiento/límite concedido un año antes, y

  2. La gestión de reclamaciones. Omega = siniestro final/límites utilizados en el momento del incumplimiento.

El producto de alfa y omega será la PML. El grupo resolvió abordar, de manera no competitiva, el estudio de la distribución de estas cantidades (alfa, omega y el producto de ambos factores), a la vez que convocar al resto del sector para que se sume a este esfuerzo. La respuesta fue sumamente positiva. En la segunda reunión, que se realizó en Munich, estuvieron presentes y dispuestos a colaborar los representantes de la mayor parte del sector asegurador.

Todos los presentes reconocieron que el sector del seguro / reaseguro de crédito en general debe ofrecer respuestas acerca de su rentabilidad a los inversores y agencias calificadoras. Por otra parte, los reaseguradores deben responder ante la alta gerencia de sus respectivas empresas, a la vez que competir por la asignación de capital con otros ramos. La solución consiste en incrementar la transparencia y normatización a fin de reflejar el verdadero valor asociado con nuestra actividad. Resulta vital emprender un esfuerzo de esta envergadura a fin de asegurar el éxito a largo plazo del seguro de crédito.

Lamentablemente, este nuevo abordaje que desarrollamos para hacer frente al problema de la PML se vio afectado, en cierta medida, por el estado de los sistemas informáticos. Resulta difícil establecer una conexión entre los sistemas que controlan las exposiciones y aquellos que controlan la gestión de reclamaciones. A esto se sumó la cuestión de la confidencialidad: para que el estudio tuviera credibilidad, debía abarcar un sector amplio de la industria, a la vez que satisfacer los requisitos de los participantes en el sentido de que la información suministrada no sería utilizada con fines competitivos en su contra.

Por tal motivo, el proceso se dividió en tres fases. En primer lugar, la recolección de "nombres de casos" de empresas incumplidoras; en segundo término, la recolección de datos para calcular el factor PML sobre la base de un listado total de nombres, y, por último, un estudio estadístico que fue encomendado a un organismo independiente, el Instituto Suizo de Tecnología (Swiss Federal Institute of Technology (ETH)), el cual también se ocupó de recabar y archivar datos en una base de datos anónima. Si bien la metodología empleada resulta un tanto complicada, se diseñó con la idea de preservar la objetividad del estudio. A tal efecto, se apuntó a obtener una cantidad suficiente de casos, realizar un estudio imparcial y preservar el anonimato de quienes suministraron los datos, garantizando el empleo no competitivo de la información.

A pesar de los esfuerzos que demanda el llenado de los formularios, es muy notable la respuesta entusiasta que obtuvimos de los participantes en la fase de la recolección de datos. Nos encontramos actualmente en condiciones de analizar los primeros resultados, de carácter preliminar, que fueron presentados ante el Comité por los investigadores de la ETH el 13 de octubre. Nuestra hipótesis que el factor PML para el seguro de crédito es sensiblemente menor que para las fianzas en los mercados financieros resultó acertada: la PML promedio ronda el 15%, en tanto que para las deudas corporativas va desde el 30% hasta, incluso, el 60%, según la antigüedad de la deuda. Obviamente, el 15% es sólo un promedio y el valor puede oscilar entre el 0% y más del 100% del límite concedido un año antes del incumplimiento. Es por ello que resulta importante obtener una idea cabal de la distribución de probabilidades de la PML, para poder garantizar una adecuada modelización del riesgo.

La cifra del 15% se basa en una muestra de más de 2.000 casos aportados por unas 20 empresas en todo el mundo, con una concentración geográfica en Europa, que es lo normal en el negocio. Estas empresas representan gran parte del mercado del seguro de crédito a corto plazo. También pudimos ver indicios claros de que la PML disminuye en función de la envergadura de la exposición. Esta es otra señal buena y esperada. El informe detallado de la ETH estará listo a fines de noviembre, aunque los participantes ya pueden solicitar a la ETH los resultados de los análisis de sus propios datos. Esto les permitirá apreciarlos en el contexto de los resultados generales de la muestra.

¿Hemos terminado nuestra labor? ¿Tenemos pruebas suficientes para demostrar claramente que nuestro sector está en condiciones de gestionar sus riesgos mejor que lo que presumen los que no pertenecen a él? Los resultados del estudio marcan un avance significativo en esta dirección ya que demuestran que somos capaces de hacerlo y que logramos resultados no muy distantes de los pronosticados.

Sin perjuicio, para obtener resultados consistentes debemos mejorar la calidad de los datos y obtener más pruebas de que el proceso que se implementará -la gestión dinámica de las exposiciones- estará respaldado por dichos datos. Dada la dificultad de recabar información detallada acerca de los límites utilizados en el momento del incumplimiento, ha resultado imposible abordar este componente del estudio. Es por este motivo que la ETH calificó la confiabilidad global del estudio como "intermedia". Nuestro objetivo consiste en mejorar el estudio como para que pueda obtener una calificación de confiabilidad "alta".

Los especialistas de la ETH están dispuestos a ayudarnos a formular definiciones más precisas y consistentes para ser utilizadas en el proceso de recolección de datos. La experiencia de estos especialistas, sumada a la nuestra, nos permitirá tener una base sólida sobre la cual podremos normatizar nuestra presentación de informes. En la reunión de octubre pasado, se eligió un grupo de personas que integrarán el "Equipo de Definiciones y Normatización", el cual se encargará de lograr este objetivo. Conforman el equipo representantes de los principales aseguradores primarios y algunos reaseguradores, junto con un especialista de la ETH. El grupo tiene previsto reunirse en enero de 2004 con la intención de formular una definición para aplicar en la próxima ronda de recolección de datos, en aras de obtener información más confiable.

Es la primera vez que el sector ha emprendido con éxito un estudio cuantitativo de alcance tan amplio. En vista de los desafíos que tenemos por delante, el "Comité PML" (como lo llamamos actualmente) está convencido de que debemos aprovechar el impulso que se ha generado en torno a este tema. Se ha resuelto abrir el grupo de la APF a todas las asociaciones que operan en el sector (ICISA, ALASECE, Unión de Berna, etc.), y también contemplar la posibilidad de hacer extensivo el estudio a las fianzas. Son nuestros objetivos mantener activa la base de datos (siguiendo el mismo esquema en términos generales, es decir: recolectando datos anónimos sobre siniestros en todo el sector), a la vez que formular normas similares a las normas CRESTA para el reaseguro de catástrofes naturales. Sin duda este esfuerzo pondrá de manifiesto la contribución de nuestro sector a la gestión del riesgo de crédito y nuestro potencial para avanzar en este tema. Por cierto, el estudio contribuirá a hacer más transparente, y en consecuencia más realista, el precio de la cobertura del reaseguro de crédito.